La prevención debe comenzar mucho antes de que la arteria esté tapada. Desde la niñez se van formando acúmulos de colesterol en nuestras arterias y de acuerdo a nuestra genética, los valores de presión arterial, el colesterol, el azúcar en sangre y los hábitos (tabaco, dieta, ejercicio, etc.) estas "placas" de colesterol van creciendo hasta que por algún motivo, una de ellas se "lesiona" y sobre ella se forma un coágulo que tapa por completo el flujo de sangre.
El control de estos factores de riesgo mencionados son la clave para evitar que se establezca o progrese la enfermedad. Toda persona por encima de los 35 años debería conocer sus valores de colesterol en sangre, para mantener los valores por debajo de 200 mg/dl, si nunca tuvo problemas vasculares previamente, o aun valores menores en personas diabéticas o con enfermedad vascular conocida. Las mujeres deben estar muy atentas al período perimenopáusico porque además de perder la protección que le otorgan los estrógenos comienzan cambios metabólicos y pueden aparecer alteraciones en los valores de colesterol, presión arterial o glucemia.
Los niveles de presión arterial deben rondar cifras de 120/80 mmHg y no superar los 135/85 mmHg. Todas las personas deben conocer sus valores de presión arterial, con controles al menos anualmente.